Dra. Virginia Vinuesa Benítez
Profesora de la Universidad Rey Juan Carlos
Son muchos los padres que dudan a la hora de matricular a sus hijos en modelos de enseñanza bilingüe e incluso a lo largo de su escolarización. Y eso ocurre porque circulan falsos mitos que les hacen creer que los programas bilingües pueden afectar negativamente a una correcta adquisición de conocimientos por parte de los alumnos. Este artículo aborda tres de los mitos más comunes sobre el bilingüismo para ayudar a disipar esas dudas.
MITO 1 “Aprender dos lenguas al mismo tiempo confunde al niño y reduce su capacidad cognitiva”.
Todo lo contrario: el bilingüismo mejora la “flexibilidad cognitiva” y permite al niño ver las cosas desde dos o más perspectivas. Las personas que aprenden dos lenguas poseen una capacidad auditiva mayor que las personas monolingües y maduran antes en términos de abstracción lingüística.
Algunos estudios sugieren que los niños que reciben instrucción en una segunda lengua desarrollan más el pensamiento crítico y creativo, son mejores a la hora de resolver problemas y muestran mayor adaptación en la realización de tareas variadas.
Las neurociencias, que tienen como objeto comprender el complejo sistema mediante el cual funciona la mente humana, han demostrado de forma científica que el cerebro de una persona bilingüe y una monolingüe son diferentes. Los individuos bilingües utilizan más áreas del cerebro, sobre todo del lado izquierdo, que es el relacionado con el lenguaje, que los monolingües, de ahí que ese lado esté más desarrollado en las personas que hablan dos idiomas. Un estudio realizado con personas bilingües y monolingües por la experta en bilingüismo Ellen Byalistok en 2004 puso de manifiesto que las personas bilingües eran capaces de llevar a cabo diversas tareas mejor que las monolingües. Para ello realizó un experimento en el que se les daba órdenes mientras conducían en un simulador, tarea que realizaron mejor aquellas personas que hablaban más de una lengua es decir, tal como explica Albert Costa, que los bilingües son capaces de controlar la atención, ignorando aquello que no es importante, que es lo mismo que hacen cuando utilizan una u otra lengua según la situación o el contexto en el que se encuentren. Este es uno de los muchos ejemplos a los que podríamos hacer referencia desde un punto de vista científico.
No se trata pues de opinar sobre el bilingüismo. Podremos estar a favor o en contra, movidos por muy diferentes motivos, pero la ciencia demuestra que las ventajas son muchas y eso no es discutible.
MITO 2 “Cuanto más tiempo esté expuesto a la lengua más rápido la aprenderá”.
El simple hecho de estar expuesto a una lengua no es suficiente garantía para adquirir un buen conocimiento de la misma, ya que podemos estar expuestos a un input de lengua que podemos no entender. El tiempo de exposición es muy importante, pero para que nuestros alumnos puedan adquirir una lengua, es preciso que reciban un “input comprensible”, es decir adaptado a sus necesidades y se debe enseñar de forma específica para que puedan entenderlo. Sin entendimiento el aprendizaje no existe, y lo importante no es la forma, sino el mensaje que queremos transmitir.
Expertos en la materia avalan la importancia de esta teoría en este tipo de instrucción. Esto se complementaría con la teoría del “output comprensible”, ya que se pretende que los alumnos tengan oportunidades de poner en práctica la lengua meta con el fin de desarrollar la competencia comunicativa tanto por escrito como oralmente y, por lo tanto, de ser capaces de producir mensajes comprensibles. Pero todo esto no sería posible si la lengua se estudiara fuera de contexto, es decir las estructuras de una lengua deben ser aprendidas dentro de un contexto significativo y el hecho de integrar contenidos y lengua consigue que los alumnos estén expuestos a la lengua de una forma natural similar a la que se produce cuando se adquiere la lengua materna, proporcionando oportunidades para que se involucren en situaciones comunicativas los unos con los otros.
MITO 3 “La educación bilingüe no es eficaz. Sólo es un obstáculo para el buen aprendizaje de la lengua materna y ralentiza el funcionamiento académico de los alumnos”.
Los estudios que reflejan las ventajas que el bilingüismo ejerce en el desarrollo de los aspectos cognitivos, lingüísticos y culturales de los alumnos son muchos y muy diversos. La mayoría de ellos revelan que los alumnos en programas bilingües obtienen iguales o mejores resultados que los alumnos en sistemas monolingües, no solo en las materias impartidas en la lengua meta, sino también en otras materias como matemáticas o lengua, tanto en producción escrita como en lectura.
La Educación Bilingüe no es una sola cosa; es un conjunto de muchas. Depende enormemente del tipo de programa utilizado, de la formación de los profesores, de la implicación de la comunidad educativa, de los estímulos y la motivación que reciban los alumnos, del compromiso de los profesores, del apoyo de la administración y de la metodología utilizada. Todo esto nos llevará a alcanzar nuestros objetivos y a que los alumnos adquieran un alto nivel de competencia no solo del idioma sino también de conocimientos.
Estudiar otra lengua abre la mente, estimula la agilidad intelectual y amplia los horizontes culturales de las personas. Cuando los profesores se enfrentan al desafío de enseñar a niños con habilidades limitadas o nulas en el idioma inglés, deben saber cómo se aprende una segunda lengua y a la vez como se adquieren otras habilidades académicas y conocimientos. Las investigaciones realizadas en Canadá, país donde se llevan realizando proyectos de inmersión desde los años 60, muestran claramente que la inmersión en una segunda lengua y la de enseñanza de contenidos a través de la misma no es perjudicial, sino todo lo contrario. Mientras que las habilidades de comunicación oral en una segunda lengua se adquieren en un plazo de 2 o 3 años, adquirir el nivel de competencia suficiente para entender la lengua de instrucción, lo que conocemos como “lenguaje académico” es un proceso que puede tardar de 5 a 7 años.
Por lo tanto, en nuestro país, donde los alumnos están en contacto con la lengua y la cultura extranjera solamente en el ámbito escolar, no debemos esperar milagros, ni preocuparnos si el alumno no produce frases en inglés en las primeras etapas.
En cualquier modelo de enseñanza bilingüe, lo realmente importante es intentar que los alumnos adquieran la segunda lengua de la misma forma que adquirieron la lengua materna. Los humanos siempre hemos sabido cómo enseñar a otros humanos a utilizar una lengua: utilizándola nosotros mismos y haciendo que nos imiten lo mejor que puedan, de ahí la importancia de crear un entorno dónde estén gran parte del tiempo expuestos al inglés de forma activa. Para comunicar hay que interactuar, y cuanto más interactúen más aprenden. El alumno tiene que ser partícipe de su aprendizaje y todo esto debemos hacerlo siempre dentro de un contexto significativo.
Las soluciones rápidas y fáciles no son buenas cuando nos enfrentamos a algo complejo. La adquisición de una segunda lengua es un proceso largo, dificultoso y en el caso de los centros bilingües implica un gran esfuerzo por parte del profesorado que precisa de unos elevados conocimientos, de una constante formación lingüística y de un trabajo diario permanente que garantice el máximo nivel de calidad en su tarea docente.
Publicado en MAGISTERIO - 6-4-2016